Las enseñanzas védicas que se conservan hasta hoy en día proponen una relación simple con lo que nos rodea. Datan de las más antiguas del mundo y comprenden un gran periodo de composiciones, miles de años tal vez.
Los cantos védicos primitivos son cantos de sanación casi como lo que conocemos de la medicina natural chamánica de América o de cualquier otra parte del mundo. No tienen explicaciones, son como encantamientos o fórmulas de palabras.
En ellos le pedimos a las hierbas que nos curen, agradecemos al fuego por permitirnos abrigarnos tener luz o procesar nuestros alimentos, agradecemos al sol a la luna y le pedimos fuerza, confianza o calma, etc.
Todas las manifestaciones u objetos de devoción de esta época son simples por lo cotidiano, por lo más natural, son cercanos y abarcables, universales, fruto de una relación directa con lo que nos rodea: el sol, la luna, la montaña…
Hay cantos donde se nos enseña a: purificar (ārogya o suci mantra) o curar partes de nuestro cuerpo para hacerlo más liviano (laghunyāsa), conectarnos con el agua y reconocer que de allí venimos (mantrapuṣpam), pedirle fuerza al sol (surya namaskara mantraḥ), etc.
Así es como āyurmantraḥ nos nutre de una forma universal, con conceptos que todos podemos entender y sin embargo deja vislumbrar algunos conceptos muy importantes como prāṇa, manas o ātmām.
La vibración del sánscrito, la perfección de sus combinaciones, la fuerza de penetración de una energía tan sutil como la del canto, con gestos que nos conectan con la fluidez de nuestro cuerpo, nos da un efecto bienestar pocas veces experimentado.
El āyurmantraḥ es parte del taittirīya aranyaka. En él vamos nombrando distintas partes claves que nos componen como seres. No pide ni nombra a un ser externo o deidad, no pide hacia otro, sino que apunta hacia dentro de nosotros mismos.
Como todos los Vedas, no pertenecen a ninguna religión en particular, sino que nos pertenecen a todos los que lo usemos con respeto porque nos beneficiaremos con su recitación.
Este mantra se puede cantar sin el praṇava Oṁ, tal como figura en el taittirīya āraṇyaka, pero los svara (o entonaciones) de dhehi difieren levemente.
nyāsa.
Junto con este canto se suelen hacer distintos nyāsa o gestos hechos con las manos señalando diferentes partes del cuerpo que representan distintas cosas. A la hora de cantar se sugiere coordinar nuestro prāṇa junto con la conciencia, nuestros nyāsa, la vibración (śabda) y efecto de las palabras (nāda). La intención de nutrir algún aspecto de nuestro ser que presente debilidad o se lo sienta vacío o agotado.
Se dice que donde viajan nuestras manos, allí va nuestra conciencia y nuestra intención.
Nutrición.
Literalmente dhehi significa nutrir para dar soporte, proviene de la raíz dhā que significa “sostener” [activamente]. Si las partes que nombramos y tocamos con este mantra está nutridas, con energía y brillantes nos aseguramos un sistema saludable. Con este pasaje buscamos nutrir a todo nuestro ser.
Hay que tener presente lo importante que es la alimentación para las culturas Védicas y Post-Védicas que sobreviven hasta hoy en día. La alimentación del cuerpo está íntimamente relacionada e inseparable de la nutrición de nuestra conciencia. Es por eso que esta palabra, nutrición no sólo no está elegida al azar, sino que nos indica que debemos nutrir correctamente todos estos aspectos de nuestro ser, sin olvidar ni delegar uno como menos importante que otro.
Lo que no se nombra.
En este, como en muchos mantras antiguos, no deberíamos tomar las palabras literalmente, sino con un sentido extendido. Por ejemplo, para nombrar a los vāyu (que son 5) solo nombra solo a 3. En vez de nombrar a todos los tipos de mente; engloba toda la percepción-expresión nombrando a mānaḥ y a vācam; en vez de nombrar todos los sentidos, nombra solo 2 jñana indriya: cakṣur y śrotram.
Nuestro puruṣa, brahman o cit no necesita nutrirse ya que no tiene ni forma, ni duración, ni existe acción buena o mala que pueda afectarlos. Por eso no es nombrado. Lo omitido es tan importante como los silencios, como el silencio después del praṇava.
Traducción y gestos.
Oṁ āyur dhehi l TODO EL CUERPO moviendo las manos de arriba abajo
Señalamos a esta vida que estamos viviendo, es la “duración” de la vida.
Oṁ prāṇam dhehi l PECHO
Señalamos a nuestro prāṇa vāyu o la energía que genera.
Oṁ āpānam dhehi l ABDOMEN
Señalamos a nuestro āpāna vāyu o la energía que elimina.
Oṁ vyānam dhehi l HOMBROS
Señalamos a nuestro vyāna vāyu o la energía que hace llegar las energías de generación o eliminación a todos los espacios del cuerpo. Se dice que es el vāyu de distribución. Los restantes vāyu principales son udāna vāyu y samāna vāyu.
Oṁ cakṣur dhehi l OJOS
Señalamos nuestra capacidad o el potencial de ver necesario para ciertas prácticas.
Oṁ śrotram dhehi l OÍDOS
Señalamos nuestra capacidad o el potencial de escuchar necesario para recibir enseñanzas. El resto de los indriyas de conocimiento son: jihva, ghrāna, reto.
Oṁ mano dhehi l FRENTE con yema de los dedos
Señalamos la capacidad de conocer a través de los sentidos o recibir información.
Oṁ vācam dhehi l BOCA
Señalamos la capacidad o el potencial de expresarnos a través del discurso o dar información. Gracias a él podemos pronunciar el mantra.
Oṁ ātmānam dhehi l CENTRO DEL PECHO con yema de los dedos
Señalamos a nuestra alma o nuestra conciencia con todas nuestras vāsana (impresiones) y saṁskāra (hábitos) generados por nosotros en esta vida y en vidas anteriores, y alimentados por karma (las acciones) de nuestros ancestros.
Oṁ pratiṣṭhām dhehi l muevo BRAZOS mostrando lo establecido con apertura
Pedimos que se nutra lo que está bien establecido situado, pudiendo referirse ya a las prácticas acumuladas o a los aspectos antes mencionados que estuviesen balanceados.
Oṁ mām dhehi l AÑJALI MUDRA palmas juntas en el centro del pecho
Señalamos a nuestro ser.
Oṁ mayi dhehi l lo ofrezco a otro con los BRAZOS extendidos
Señalamos a otros seres. Compartimos la nutrición con ellos.
Adrian Alba, Profesor de Yoga Tradición Krishnamacharya