brahmacaryapratiṣṭhāyāṁ-vīryalābhaḥ | II.38 |
“Bien establecido en (pratiṣṭhāyaṁ) en el auto-control (brahmacarya) la fuerza (vīrya) es adquirida (lābhaḥ).”
El auto-control (brahmacarya) o la austeridad es eficiencia en beneficio de estar cada vez más cerca de mi naturaleza (brahman). Nada se desperdicia ni malgasta, sino que se emplea para alcanzar mis objetivos, estudio en pos de realizar mi naturaleza (brahma-cārin). Si estoy bien establecido en ello, aparecen el coraje, la fuerza y la vitalidad.
T. Krishnamacharya solía citar a Nathamuni en cuanto a la correcta medida de alimentación y otras prácticas de estilo de vida que nutren al espíritu y cuidan nuestra energía.
Es paradójico que traduzcamos como abstinencia esta palabra, cuando lo que obtenemos es fuerza sexual, que es otra de las acepciones de vīrya. El uso de la energía sexual depende del contexto y debe servir el propósito de liberarnos, no el de sucumbir meramente al deseo o a los instintos.
En el Hathayogapradīpikā se habla de utilizar la energía del orgasmo sin desperdiciar el semen (otra de las acepciones de vīrya), o sea, no eyacular, para elevar la energía o prāna por el canal central o suyumna).
Muchos comentadores han simplificado a brahmacarya como castidad, no mantener relaciones sexuales. Esto está asociado a la connotación que se le da en el Bhagavad Gita.
Para cultivar brahmacarya, debemos relacionarnos de forma que podamos entendernos y entender la verdad, implica responsabilidad en el uso de nuestros recursos y el ambiente que nos rodea. Implica la preservación del milagro de la vida, de la energía que necesitamos para realizar tapas y posteriormente liberarnos. Estudiarme y estudiar.