kṛtārthaṁ-pratinaṣṭam-api-anaṣṭaṁ-tadanyasādhāraṇatvāt | II.22 |
“Lo que ha sido construído (kṛta) tiene el propósito (arthaṁ) de destruirse (pratinaṣṭam), sin embargo (api) no ha desaparecido (anaṣṭaṁ) [porque] eso (tat) [es] común (sādhāraṇatvāt) a otros (anya).”
Todo lo manifestado es una construcción. Aquello que ha cumplido su propósito y parecería inservible, sin embargo, deja de serlo.
Todas las defensas y estructuras mentales o emocionales que hemos construido debemos identificarlas para desarmarlas y soltarlas.
Nuestro cuerpo por ejemplo, ya no es un cuarto oscuro u oprimido, sino un instrumento potencial para lograr darnos cuenta de nuestra naturaleza y experimentar a todo con la misma pureza que esta esencia. Todo lo manifestado es objeto de comprensión y entendimiento. Una vez que la existencia ha servido su propósito, el cuerpo se transforma. Nuestra conciencia se libera en su fuente, la fuente universal.
dṛśya es tat (eso) que es común a todos, es universal, un entorno compartido con otros.
Cuando una realidad es compartida, las visiones son comunes, las culturas pueden coexistir ya que compartimos la misma naturaleza y el mismo tipo de pesar por su uso.